La cosa viene al menos digna en el frontal, pese a los faldones, spoilers y recortes de guardabarros.

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Pero después el propitario del auto, creo yo, se va a la banquina mal con el interior de esta TS: ya no está el fantástico y tan codiciado tablero de avión sino un plastiquísimo torpedo de Peugeot 405, con detalles en amarillo.

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Ahora una vista lateral. Las llantas, lo confieso, me agradan, aunque el rodado es aparentemente más pequeño para caber en los guardabarros redondos más estrechos de lo normal, al menos a la vista.

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Y ahora nuevamente se va por la tangente el creador de esta amarilla, con un alerón de dudoso gusto y detalles poco cuidados como el escape con salida en el lado opuesto al que corresponde. Igual, es recuperable y espero que alguna alma caritativa lo rescate y lo vuelva a su originalidad. Les mando un gran saludo y a Jorge Ochoa perdón por alimentar este post una vez más, algo irresistible para mí.

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