Para ejemplificar baste decir que al cabo de la 1° etapa MARINCOVICH sumaba 40 puntos para el torneo, contra 39 de Luis y 33,50 de BORDEU. Luego de la segunda, ambos arrecifeños empataban el primer lugar del campeonato con 41 puntos, contra 34 de BORDEU; y finalmente los 54" que separaron a DI PALMA del balcarceño, le dieron no solo el segundo título consecutivo del TC, el último de la marca en la categoría, sino que además, Luis sumaba también el de Sport Prototipo, concentrando en su talento los dos títulos máximos del automovilismo vernáculo.
En cuanto a la organización, los cordobeses demostraron que para hacer un Gran Premio, con poco se podía hacer mucho. No hacía falta programar muchas etapas, ni kilómetros, ni inventar recorridos inverosímiles para diagramar una prueba exitosa. Usaron la provincia y su geografía con absoluto criterio. Y se logró un GP exigente, con tres etapas a 700 kms. de recorrido.
Primera etapa:
El Auto moto club Carlos Paz, reemplazó al A.C.A., en la realización del GP anual. Dos primeras etapas muy exigentes, con una tercera muy veloz, hacían la combinación ideal de carrera. Las etapas fueron organizadas de "ida y vuelta", lo que economiza esfuerzos de organización, participantes, auxilios, etc. Se evitan ejércitos de auxilios, que hacen muy caro al participante cubrir el recorrido con mínimas chances de figurar. Hubo 58 inscriptos, lo que da a las claras que a la montaña se la respeta. Y el recorrido fue exigente, aunque no extenso. El escenario Carlos Paz-Mina Clavero, es uno de los más difíciles del país, y de los más interesantes para disfrutar del manejo y las virtudes de máquinas y por ende pilotos. Un trazado así, se contrapone con los sencillos triángulos bonaerenses, donde al exigencia para el piloto es mínima.
Pero en la montaña hacen falta tres condiciones fundamentales que pocos TC de entonces, estaban en condiciones de cumplir: frenar, acelerar y doblar. De manera tal que en las apostillas previas de la carrera, figuraban algunos nombres como candidatos de lujo para el primer esfuerzo: Eduardo RODRÍGUEZ CANEDO, el "yeti" Ángel DI NEZIO; Cacho FANGIO; Carlos PASCUALINI y Norberto CASTAÑÓN, y la razón radicaba en que tenían los mejores autos para el primer esfuerzo. De todos ellos, solo sobrevivieron PASCUALINI y DI NEZIO, aunque éste último retrasado por rotura de palier. A razón de estas deserciones, el camino quedó expédito para los Ford de Herceg, que puntearon hasta El Cóndor. No en vano, el gran "Pirín" GRADASSI, era uno de los mejores montañistas, y se imponía sobre PAIRETTI. Pero ya se veía venir una destacadísima actuación del Fiat 1600 de Carlitos PASCUALINI, con preparación en su agencia de Carlos Paz, que ya le permitía colocarse segundo en Mina Clavero, ante el retraso de "Il Mato". Destaquemos algo: PASCUALINI largó con el n° 51, por lo que debió remontarla a lo grande en todo el camino. Ya en el parcial de El Cóndor, detrás de los tres pilotos ya citados, se encolumnaban DI PALMA, BERTOLINI, MARINCOVICH y BORDEU. Pero Luis se iba a retrasar por problemas con el tanque de nafta. Emilio BERTOLINI terminaría su carrera contra una piedra. De atrás y muy fuerte, el "nene" GARCÍA VEIGA ascendía hasta el tercer lugar el finalizar la etapa de Mina Clavero.
La suerte le era esquiva al puntero GRADASSI, que al largar el regreso, sufrió un percance con la cañería de combustible de su Ford, lo que le allanó el camino al Fiat 1600 de PASCUALINI. Dos para destacar en el regreso fuero DI PALMA y PAIRETTI. Le "dieron" a sus máquinas como si la montaña no existiera. No tan veloces como los nombrados, pero con la mente en el título los seguían MARINCOVICH y BORDEU. La Chevy de GARCÍA VEIGA, demasiado pesada para este terreno, lo pagó caro yéndose de pista, pero pudo retomar y llegar al final en 7° lugar. También se destacó José CANO, con un Torino no muy veloz de Radiadores Prats arribando 6° en la etapa.
Antes de correr, Eduardo RODRÍGUEZ CANEDO, afirmaba que de acuerdo al trazado elegido, el ideal para correr allí hubiera sido un auto con preparación de Turismo Nacional, más liviano, pero al mismo tiempo más maniobrable y ágil. Y acertó claramente, porque el circuito "Luis RAMACCIOTTI", puso al descubierto que los TC son pesados, y en las curvas lentas donde se requiere aceleración, las ruedas escarban el piso, y la respuesta del motor tarde en llegar. De ahí que los "grandotes", tenían todas las de perder.
Dos revelaciones conductivas que dejó la montaña fueron el misionero Julio CAO y el marplatense Rodolfo MARIANI. Ganó finalmente PASCUALINI, con su 1600, escoltado por el Torino de MARINCOVICH, el Dodge de BORDEU el otro Torino oficial de DI PALMA y el Ford del gran GRADASSI.
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Portada de la Automundo n° 343, con el detalle del Gran Premio.
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Así encabezaban la nota.
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