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Lupi 380 escribió:

clmoro escribió:Me quedo un comentario por hacer respecto del costo de la tarjeta. A mi me costo pagar la entrada como seguramente a muchos, pero ni bien se empezó a desarrollar el evento charlábamos con Martin que por todas las cosas y detalles que habían logrado (dejando las emociones de lado) la entrada era barata, como bien dice Fernando el CAT asumió un riesgo enorme porque la cena se tenia que hacer con 10 o 60 personas y los viajes había que pagarlos igual, lo mismo la cena, los presentes para los homenajeados y los espectadores, mozas, en fin, había que pagar todo y hoy todos sabemos cuanto nos cuesta hacer un asado en casa para 10 personas.

Exacto, Claudio, tal vez no todos dispongan de $ 450, pero la relacion COSTO-BENEFICIO fue óptima. Incluyo desde publicidad del evento, hasta los traslados de distintas partes del pais, de los homenajeados, los cuales naturalmente no les podes cobrar la cena, Catering (que fue muy surtido y constante), filmacion, promocion, mozos, manteles, copas, premios, diplomas para todos, fotografia, decoracion.



Hay que tener en cuenta algo: solo los 60 que estuvimos ahi, nos dimos cuenta de esto, el CAT se vistio de "gala", tal como ameritaba la situación y eso tiene un valor.

Claro, no todos pueden pagar ese importe, pero para mi, en mi forma de sentir y pensar, la HISTORIA NO TIENE PRECIO y aca se conjugaron dos cosas: la historia de 45 años atras y la historia que hicimos esa noche los 60 que nos comprometimos con el evento.

Vaya para todos mi agradecimiento personal, por apoyarnos.

Abrazo a todos

La cena, la comida, el lugar, los invitados, todo salio muy bien! por momentos estaba viendo la pelicula Torino de nuevo!!!!
GRACIAS CAT!!!

Les agrego algunas fotos de la cena del pasado 22 de agosto en el Club Amigos del Torino.

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Amigos, en modo de artículo de opinión les dejo mi impresión de aquella jornada. Un abrazo!!

Aquel viernes de fines de agosto, no será una fecha más, no sólo para mí, sino para el puñado de apasionados argentinos hinchas del Torino. Sin duda, los relatos de estos supervivientes de la hazaña de Nürburgring, han inspirado varias generaciones. Mi papá, desde pequeño, me hizo ver la indiscutible diferencia de este vehículo frente a los demás; el por qué de haberse ganado el mote de “auto argentino”, a pesar de, muchas de sus piezas, proceder y ser influenciadas desde afuera de nuestras fronteras. Se justifica sobradamente esta característica en esas 84 horas, que bien sabemos no son el total de los laureles que supo conseguir ésta máquina, pero que sí representan el sinfín de corazones que se supo conquistar y, quizás lo más importante, el cumplimiento del designio histórico de nuestra nación, de demostrar que cuando los argentinos nos unimos y nos ponemos de acuerdo, todo puede ser posible.
El primer impacto con los protagonistas de la velada, me dejó en desconcierto. Ciertamente, no sabía que esperar al verlos. Yo trabajo con gente del ambiente de la competición hace diez años; traté con pilotos y preparadores. En cuanto a los pilotos, no es buena mi experiencia, sólo me he topado con gente alejada del equipo y los mecánicos, que actúan como si fuesen Schumacher en un país que no les abrió las puertas; que pasan por alto a todos los que se ensucian las manos y sólo pretenden que su auto vuele, gastando la menor cantidad de plata posible de entre todo el oro con el que tienen embadurnado sus cueros con olor a pasto, vaca, soja y empresa. Bueno, esa imagen se me deshizo por fortuna frente a estos caballeros. Ver pasar saludando en un apretón de manos con la mirada sobre nosotros, uno por uno, a cada piloto, preparador e invitado, me hizo conformar un relato mitológico sobre mi mente. Un relato en el cual nuestros toros se convertían en los caballos de estos sanchos y quijotes, humildes e hidalgos. Ahora, no sólo la hazaña me resultaba grande; sino el valor de estos hombres que ahí se encontraban.
Uno a uno fueron sucediéndose los relatos de los invitados, que entre ravioles y vino tinto podíamos disfrutar. Y en la costumbre argentina de poder compartir una mesa, podíamos escuchar anécdotas que bien valen la pena atesorar siempre; como aquel ciervo, víctima de vivir en un bosque en medio de un circuito y cuyo sacrificio, los argentinos de la misión hicieron valer asándolo en una vieja cama con tirantes de alambre; como los acordes que Andreu recordaba de aquel tango instructivo, improvisado junto a Fangio al pie de la número 3, redimiendo el poderoso valor de la viveza criolla y permitiendo a Larry arreglar su máquina; como el orgullo con que Cupeiro destaca el comportamiento de los integrantes del equipo…bueno, salvando ese raje de la policía alemana que quedará entre los comensales de aquel viernes y los invitados de lujo.
No faltó incluso una manito de las telecomunicaciones para que no falten al encuentro el ingeniero Cordero y el gran Oreste Berta, ambos desde Estados Unidos en sus respectivas casas. La comunicación con Cordero resultó un tanto complicada por cuestiones técnicas, pero llegó quedar entendido el mensaje de alegría al ver el reconocimiento del pueblo torinero y la reunión que a lo lejos sus viejos camaradas tenían para honrar el trabajo que hicieron juntos. Y cuando llegó el momento de la comunicación con Oreste Berta, con los problemas técnicos un poco más dominados, la conversación pudo ser más prolongada y alcanzar sus más álgidos puntos de emotividad. Todos y cada uno de los presentes protagonistas, pudieron recordarle el cariño y el agradecimiento a quién fue uno de los principales artífices de la Misión.
Y en cuanto a artífices se trata, reservo este apartado a la persona de Carlos Lobosco. De quién, debo decir, me llevé en lo personal, una grata enseñanza. Sabemos todos que, junto a Berta y Fangio, son los responsables de la puesta en marcha del proyecto Nürburgring. Me llevo como gran ejemplo su humildad, la cual remarcó que la experiencia que hicieron la práctica totalidad de los integrantes de la Misión, no fue en busca de ningún rédito económico, el cual estaba pactado que no existiría, sino por afán de ponerse la celeste y blanca en territorio teutón; la misma humildad que entregaría a Juan Manuel Fangio la principal responsabilidad de ésta carrera, siendo fundamental también el trabajo de Carlos, sin el cual nada hubiera existido. Pero creo más importantes aún, sus palabras finales, dirigidas a los más jóvenes, que dicen más o menos así: “Dónde haya un buen líder síganlo; con un buen líder y un equipo con ganas de trabajar, nada es imposible”.
En cada palabra y en cada anécdota de los mecánicos y pilotos, se notaba algo que por allá en los sesenta era posible: el sueño de una industria totalmente nacional. Ese sueño defendieron estos hombres, ese sueño fue el Torino y, por lo menos en lo que a mí respecta, esa marca, ese sello tiene la pasión por el Torino. No está en sus características técnicas, ni en su confort, ni en sus prestaciones ni lujos. Está en la firme creencia de que los argentinos, cuando, como dijo Lobosco, tenemos un equipo conformado en la unidad desde la cabeza hasta los pies, nada nos puede parar. Estos señores vivieron aquellos tiempos argentinos, dónde todavía los quijotes perseguían molinos de viento con gran valentía; hoy llegan a nosotros como los relatos que un abuelo da a sus nietos. Esos relatos, cargan consigo no sólo el anecdotario de toda una vida, sino las expectativas que aquella generación, que trabajó y se deslomó por este país, deposita en las que hoy están en edad de conformar a nuestra Nación. La Misión Argentina, no fue sólo una carrera. Fue un hito de la historia nacional, un suceso glorioso, con la impronta que las más grandes hazañas nacionales saben tener. Es aquella que nos permite creer que las manos argentinas, lo que arreglan, lo que tocan, lo que abrazan con pasión y desinterés, lo convierten en un éxito. Le corresponde a la generación que hoy tiene el privilegio de escuchar, devolverle esa magia a las manos argentinas. A veces parece imposible. Por suerte, estos veteranos de aquella Misión, estuvieron ese viernes de agosto presentes para enseñarnos los condimentos fundamentales para lograrlo. Ojalá, su ejemplo, nos permita algún día volver a demostrarlo.

Excelente tu relato Jorgito, muchas gracias.

jgcastells escribió:Excelente tu relato Jorgito, muchas gracias.

+10, se ve que tiene un buen maestro!!

Muy bueno Jorgito!!!