El espectáculo se componía de las pruebas de clasificación, cinco series, y una final. El lote de autos que se hizo presente, apenas llegó a las once unidades, dado que la categoría tenía fecha de vencimiento a fines de aquel año. Esto hizo que protagonistas de lujo como CUPEIRO, MALNATTI, REY, entre otros, no se hicieran presentes. El ganador absoluto incluso llegó a decir que en la montaña por lo menos se hubieran divertido más. La lucha de marcas entre Ford-Torino, se terminó el sábado cuando PAIRETTI rompió un pistón de su F-100. En clasificación el "loco" de Arrecifes, marcó el mejor tiempo, seguido por COPELLO.
En las series los autos rodaron, bastante separados entre sí, dándole la razón a quiénes se quedaron en sus casas a ver el espectáculo por TV. En las cinco series, la lucha por la vanguardia estuvo supeditada al la fuerza que le hacía el "maestro" COPELLO al joven piloto de Arrecifes. Pero éste, logró imponerse en todas. Atrás acompañaban PAIRETTI, FARAONI y PERKINS.
Respecto de la pronta desaparición de la clase "B" del TC, el periodista de Automundo Orlando RÍOS, destacado en la misma decía: "...el TCB sigue teniendo vigencia como escuela de progreso técnico. Enterrarlo a fin de año arrumbará elementos como los Berta-Liebre de DI PALMA y COPELLO, que doblan como prototipos. Las Liebre III de PERKINS, FARAONI, MANZANO, BRANDONI, PAIRETTI, CUPEIRO y otros tantos de similar rendimiento. Entre los bastidores de COPELLO y DI PALMA, casi no hay diferencia. Lo mismo pasa entro los autos de FARAONI, PERKINS y PAIRETTI. La similitud -aunque los motores difieran- les permitió girar juntos, afinar sus tiempos y brindar discretos espectáculo..."
Las cuatro últimas series adolescieron de falta de participantes. Para animar el ambiente, solo hubiera hecho falta que Ford y Chevrolet mejoren sus impulsores para arrimarse a un Tornado, por ahora imbatible.
El dominio del Tornado y de DI PALMA resultaba esperable. La carburación restringida disminuía las cargas sobre los elementos alternativos otorgando al motor de IKA un respiro que no disfrutaba en SP. Esto más el múltiple de BERTA, eran la receta ideal.
Conforme quedó PAIRETTI con su tercer puesto final con el V-8 del óvalo. Fue el único que interrumpió la hegemonía del impulsor de Santa Isabel.
El auto de DI PALMA era un relojito. Hizo el récord repetido en las series de 1'3"3/10, para lo que tuvo que llevar su Tornado a 5300 RPM.
De esta manera con la victoria de Luis DI PALMA, seguía extendiéndose la racha de los productos de IKA-Renault en el TC de aquellos años.
El ganador, Luis Rubén DI PALMA y su Liebre-Tornado.
El más enconado rival que tuvo el piloto de Arrecifes, y puntero del campeonato: Eduardo José COPELLO y su Liebre-Tornado.
Imágen general al momento de largada de la primera serie.
Los grandes responsables de la victoria: BERTA & DI PALMA.
