El gran premio de Turismo de Carretera que definiría el campeonato de 1971, iba a quedar grabado con letras de oro en la historia del automovilismo. No fue por un récord de inscriptos, ni concitó el interés masivo de los espectadores, pero se llegaba con tres firmes candidatos al título de la categoría.
Para ejemplificar baste decir que al cabo de la 1° etapa MARINCOVICH sumaba 40 puntos para el torneo, contra 39 de Luis y 33,50 de BORDEU. Luego de la segunda, ambos arrecifeños empataban el primer lugar del campeonato con 41 puntos, contra 34 de BORDEU; y finalmente los 54" que separaron a DI PALMA del balcarceño, le dieron no solo el segundo título consecutivo del TC, el último de la marca en la categoría, sino que además, Luis sumaba también el de Sport Prototipo, concentrando en su talento los dos títulos máximos del automovilismo vernáculo.
En cuanto a la organización, los cordobeses demostraron que para hacer un Gran Premio, con poco se podía hacer mucho. No hacía falta programar muchas etapas, ni kilómetros, ni inventar recorridos inverosímiles para diagramar una prueba exitosa. Usaron la provincia y su geografía con absoluto criterio. Y se logró un GP exigente, con tres etapas a 700 kms. de recorrido.

Primera etapa:
El Auto moto club Carlos Paz, reemplazó al A.C.A., en la realización del GP anual. Dos primeras etapas muy exigentes, con una tercera muy veloz, hacían la combinación ideal de carrera. Las etapas fueron organizadas de "ida y vuelta", lo que economiza esfuerzos de organización, participantes, auxilios, etc. Se evitan ejércitos de auxilios, que hacen muy caro al participante cubrir el recorrido con mínimas chances de figurar. Hubo 58 inscriptos, lo que da a las claras que a la montaña se la respeta. Y el recorrido fue exigente, aunque no extenso. El escenario Carlos Paz-Mina Clavero, es uno de los más difíciles del país, y de los más interesantes para disfrutar del manejo y las virtudes de máquinas y por ende pilotos. Un trazado así, se contrapone con los sencillos triángulos bonaerenses, donde al exigencia para el piloto es mínima.
Pero en la montaña hacen falta tres condiciones fundamentales que pocos TC de entonces, estaban en condiciones de cumplir: frenar, acelerar y doblar. De manera tal que en las apostillas previas de la carrera, figuraban algunos nombres como candidatos de lujo para el primer esfuerzo: Eduardo RODRÍGUEZ CANEDO, el "yeti" Ángel DI NEZIO; Cacho FANGIO; Carlos PASCUALINI y Norberto CASTAÑÓN, y la razón radicaba en que tenían los mejores autos para el primer esfuerzo. De todos ellos, solo sobrevivieron PASCUALINI y DI NEZIO, aunque éste último retrasado por rotura de palier. A razón de estas deserciones, el camino quedó expédito para los Ford de Herceg, que puntearon hasta El Cóndor. No en vano, el gran "Pirín" GRADASSI, era uno de los mejores montañistas, y se imponía sobre PAIRETTI. Pero ya se veía venir una destacadísima actuación del Fiat 1600 de Carlitos PASCUALINI, con preparación en su agencia de Carlos Paz, que ya le permitía colocarse segundo en Mina Clavero, ante el retraso de "Il Mato". Destaquemos algo: PASCUALINI largó con el n° 51, por lo que debió remontarla a lo grande en todo el camino. Ya en el parcial de El Cóndor, detrás de los tres pilotos ya citados, se encolumnaban DI PALMA, BERTOLINI, MARINCOVICH y BORDEU. Pero Luis se iba a retrasar por problemas con el tanque de nafta. Emilio BERTOLINI terminaría su carrera contra una piedra. De atrás y muy fuerte, el "nene" GARCÍA VEIGA ascendía hasta el tercer lugar el finalizar la etapa de Mina Clavero.
La suerte le era esquiva al puntero GRADASSI, que al largar el regreso, sufrió un percance con la cañería de combustible de su Ford, lo que le allanó el camino al Fiat 1600 de PASCUALINI. Dos para destacar en el regreso fuero DI PALMA y PAIRETTI. Le "dieron" a sus máquinas como si la montaña no existiera. No tan veloces como los nombrados, pero con la mente en el título los seguían MARINCOVICH y BORDEU. La Chevy de GARCÍA VEIGA, demasiado pesada para este terreno, lo pagó caro yéndose de pista, pero pudo retomar y llegar al final en 7° lugar. También se destacó José CANO, con un Torino no muy veloz de Radiadores Prats arribando 6° en la etapa.
Antes de correr, Eduardo RODRÍGUEZ CANEDO, afirmaba que de acuerdo al trazado elegido, el ideal para correr allí hubiera sido un auto con preparación de Turismo Nacional, más liviano, pero al mismo tiempo más maniobrable y ágil. Y acertó claramente, porque el circuito "Luis RAMACCIOTTI", puso al descubierto que los TC son pesados, y en las curvas lentas donde se requiere aceleración, las ruedas escarban el piso, y la respuesta del motor tarde en llegar. De ahí que los "grandotes", tenían todas las de perder.
Dos revelaciones conductivas que dejó la montaña fueron el misionero Julio CAO y el marplatense Rodolfo MARIANI. Ganó finalmente PASCUALINI, con su 1600, escoltado por el Torino de MARINCOVICH, el Dodge de BORDEU el otro Torino oficial de DI PALMA y el Ford del gran GRADASSI.

Portada de la Automundo n° 343, con el detalle del Gran Premio.

Así encabezaban la nota.

Segunda etapa:
Y la siguiente fase del Gran Premio, iba a proponer un ganador diferente para la misma, pero con los candidatos al título bien arriba, peleando hasta el final por el cetro de la categoría. Un slogan para definirla podría haber sido: "cuando los Ford vienen marchando", porque el gran "Pirín" GRADASSI, se la iba a adjudicar. La misma se disputaba en Tanti-Salsacate, para luego regresar a Tanti. La ida fue para el cordobés, y el regreso para PAIRETTI. Esta segunda etapa no era tan trabado como la primera, disputada en la Pampa de Achala, ni tan veloz como veremos será la última. De los 27 autos que largaron de Tanti, solo abandonó uno solo. En los comienzos, Carlos PASCUALINI, volvía a dominar dada la similitud con la etapa inicial. Mucha piedra suelta en el camino, pero lentamente se darían las condiciones para que los TC grandes, hicieran valer su poderío, frente a los humildes 4 cilindros en tramos más veloces donde podían desarrollar su potencia y velocidad. Ya en el Mirador, a 44 kms. de la largada, Luis DI PALMA lograba distanciarse del resto, aprovechando la ventaja que siempre significa en este tipo de pruebas largar en primer término. El Dodge de BORDEU lo escoltaba, pero tenían detrás suyo al equipo ideal para la etapa: GRADASSI-Ford. La experiencia y conocimiento del cordobés en sus caminos, y un auto que rendía a pleno. El bajo peso del Falcon, se hacía sentir, tornándolo veloz y ágil. Así punteó GRADASSI hasta Salsacate, administrando la diferencia con sus rivales, manteniendo márgenes de seguridad. En el regreso hasta Tanti, el otro Ford, el de "Il Mato", ganaría el tramo, reponiéndose del tiempo perdido en la ida. PAIRETTI, dió un show con su sello propio en la segunda, donde fue siempre a fondo con el auto cruzado, amagando tirárle el auto encima a cuanto conocido cruzaba, pero sin la más mínima chance de victoria en la general, dado la gran cantidad de tiempo perdida en la ida cuando destrozó parrillas de suspensión contra una enorme piedra. PASCUALINI desapareció de la lucha por la punta por un error propio al irse del camino en una curva de 2° que hizo en 3°. DI PALMA ascendía y quedaba segundo en la etapa, pero primero en el general con un Tornado que no rendía como en sus mejores días. Luis tenía en mente estar siempre delante del ruso MARINCOVICH, y lo iba logrando. Lo mantuvo 3° en la etapa, y tercero también en la general. El otro candidato BORDEU, terminaba 4° en la etapa, y 5° en la general, por lo que debía salir a todo o nada en la última y definitoria. Una pinchadura de neumático lo demoró bastante. En la montaña la relación peso-potencia es fundamental, y el "nene" GARCÍA VEIGA, lo pagó caro con un auto grande y pesado, que no le permitía estar peleando a full con los punteros. Una observación interesante al cabo de la segunda etapa: aún quedaban intactas las chances de los tres candidatos al título: DI PALMA-MARINCOVICH-BORDEU. La tercera exigencia, daría su veredicto.

Tercera etapa:
Y la tercera etapa coronaría a alguien, cuyo recuerdo de agiganta cada día, a la luz de sus tantas hazañas y clases de manejo avanzado. El "loco" Luis, se iba a adjudicar el Gran Premio, y con eso su segundo título consecutivo de TC, y por primera vez en la historia de nuestro automovilismo, un piloto se llevaba no uno, sino dos títulos. En efecto DI PALMA, era también campeón de SP, campeonato que le resultó un verdadero "paseo". Pero vayamos a la última y definitoria etapa de este GP. La etapa se realizaría en el circuito de "Los Cóndores". DI PALMA, sin haber ganado ninguna etapa, en base a regularidad, y a un Torino que no rendía como siempre, era puntero en la general. En la largada nomás, DI PALMA puso distancias sobre su compañero MARINCOVICH, BORDEU y GRADASSI, que aspiraba a quedarse con la carrera. Pero el Dodge y el Falcon, no tardaron mucho en ponerse a su cola. Claro está que a esta altura del desarrollo de la categoría, el Dodge y el Falcon, demostraban ser motores que estaban a sus anchas en los 3 litros de cilindrada, con la ventaja de un 10% de cilindrada de más con respecto al Tornado (2700 cm3). (Recordemos las pobrísimas performances de ambos impulsores cuando el TC era 4 litros, hasta 1970.) Por tiempo venia primero PAIRETTI, que largando desde atrás, no se cansaba de pasar autos. Pero en la tercera vuelta su motor se quedaba sin presión de aceite, tirado al costado del camino. GRADASSI, quedaba segundo en la etapa, sin poder avanzar en la general. Pero una obstrucción en el filtro de nafta, retrasaría a "Pirín", lo que beneficiaría a BORDEU en su avance. Justo es el momento de la detención de DI PALMA en boxes para reabastecimiento. BORDEU comenzó a sacar ventajas muy grandes, sin detenerse en boxes. Recién en la última vuelta, el Dodge amarillo lo hizo. A su vez DI PALMA por señas avisaba que su motor estaba en 5 cilindros. El último giro fue de una tremenda emoción. Detención del balcarceño, DI PALMA fallando, y se venía la definición. Finalmente, el noble Tornado lograba mantener 54" de ventaja en la general sobre el campeón '66, y se adjudicaba el Gran Premio, y el campeonato 1971 del TC. Sacando algunas conclusiones, el GP dejó a las cuatro marcas en los cuatro primeros lugares: Torino-Dodge-Ford-Chevy. Se había alcanzado un grado de competitividad muy interesante, no solo con mucho trabajo de los preparadores, sino con el hándicap de ventaja que daba el Tornado a sus rivales, a pesar de lo cual, un gran volante como DI PALMA, supo llevarse el título de la categoría.
De esta forma, el último campeonato argentino del Turismo de Carretera era para un auto de la marca de Santa Isabel. Ya nunca más se repetirá un hecho como éste. Los vaivenes reglamentarios en el futuro confirmarían el perjuicio para el Torino, que había irrumpido irrespetuosamente en 1967, como quién con autoridad, golpea el escritorio y dice a viva voz: "aquí estoy, soy argentino y vine para quedarme y hacer historia."